Y allí quedó

En aquel parque en el que vivimos nuestra infancia,
ya sólo quedan viejos árboles y recuerdos.
En aquel parque en el que conocimos la amistad,
ya sólo perduran nuestros nombres grabados,
ahora sí, para siempre en la madera.
Si alguna vez existió un segundo hogar,
no cabe duda que se encuentra allí.
Enterrado entre problemas y felicidades,
oculto entre nuevos acontecimientos
perviven los columpios ya vacíos
de los sueños de los niños de antaño.

El caballito ya no chirría.
La fuente ya no está estropeada.
Los árboles ya no juegan al escondite.
Los setos ya no preparan cocinitas.
Los niños ya no son niños.

 En aquel parque en el que vivimos nuestra infancia,
ya sólo quedan viejos árboles y recuerdos.
Hemos crecido y abandonado los juegos de niños,
ya no somos quienes éramos entonces,
nuestros ojos ya no miran lo que veíamos.
Hemos cambiado.
Caminamos hacia un futuro lejano,
caminamos hacia un futuro incierto y,
ni siquiera hemos echado la vista atrás
ya que aquellos tiempos ya han pasado.
No recordamos
No queremos recordar.
Porque en aquel parque rodeado de árboles
se quedó nuestra infancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario