Delicadeza


Una tarde de otoño
cuando tus frágiles pestañas
sin retorno,
-al cual agarrarme
para mi desesperación
y delirio-
silenciosamente, 
en un manto de narcisos y amapolas
me abandonaron. TE ODIÉ
En amarillo
Con inocencia
Supe que te había amado,
desde mi dedo meñique
hasta mi último aliento de menta
Y fue entonces cuando
tus frágiles pestañas,
sin retorno ya,
de-sa-pa-re-cie-ron.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho guapa, quien fuera afortunado de ser tu amado :D Sigue escribiendo igual de bien, besos.

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