Incomunicación.

     Ha perdido el control. Se dilata la pupila en circunvalaciones y el iris se estrella en sus propios horizontes. Asoman pequeñas ramificaciones de sangre. Entorna los ojos. Agudiza la distancia y los cierra de nuevo. Se difumina la imagen. El reflejo de las grúas, los monstruos metálicos y las olas se comen el espacio abierto mutado por las pestañas. Parpadea. Una gaviota traspasa el círculo hasta desaparecer en el brillo de la mirada. El mundo por una vez para el hombre se contiene en un espacio finito y carnal. Es poseedor de la realidad, a pesar de que esta sólo sea un reflejo inalcanzable. 16 mm de fetichismo, de tiempo detenido, de dominación, de voyerismo crudo, de ojos observando secuencias muertas en la cronología lineal.


            -Era demasiado existencialista, ¿no?

            Lo que usted es, es demasiado idiota. 

Na desmembración dos ollos.



"Ninguén é quen de me esquecer,
nin de me silenciar: son un grande fetiche
doado de manexar e terríbel ao tempo. A
miña conciencia está esnaquizada: mellor"
Jean-Paul Sartre.

            Nunca souben despedirme. Nunca souben mirala. Nunca souben distinguir entre os meus medos máis viscerais e as miñas obsesións máis humanas.

            Non quero comezar así, moi autodestrutivo . Non penso así. Ou si? Non sei.

            Saín a tirar o lixo coma sempre. Martín rematara hai pouco o último paquete de cervexas que tiñamos na casa. Eu xa lle dixera que necesitabamos comprar outro antes de que non quedasen máis, pero el non escoita, asente e dáme a razón. Os pratos da cea seguen na mesa. Está canso, sei que o fastío xa devorou as nosas vidas. O can na beirarrúa de en fronte está a mexar, o dono mentres tanto mira perdido os coches pasar. Unha señora entra no seu portal, dubida ao meter a chave, pero finalmente decídese. Cando ocorreu? O primeiro día, os últimos segundos antes de que abrise a lata. As pingas foxen polo aire. Non importa tampouco. Sempre é o mesmo resultado contra o tempo, contra a perdurabilidade da existencia. Toda a nosa vida loitamos contra a mortalidade: a nosa mesma e a dos nosos recordos. Pero aínda agora enfurézome non atopando quen son, quen vive dentro de min, quen articula estas palabras. É aterrador. O dono deixou a merda do can no chan, vaia. Nestas noites non hai estrelas e parece que as gaivotas chaman por nós desde terras de ningures. Eu quixen unha vez entendelas. Aquela non podía voar. Por que? A natureza parece facer as cousas por algunha razón, pero nunca atopei o sentido a privar unha ave do único que a distingue da lama terreal. Cruel. 
            E por iso agora ela volvía, apoiada contra o muro, entre o salto ao abismo do mar e a necesidade de aferrarse á realidade.
            As olas batendo. Rendez-vous despois de varios anos. Pero na diferenza entre a intensidade da xuventude e o medo da adultez está a carne humana e os labirintos da memoria. Non buscabamos o corpo, senón a ruptura da mente no espazo dun punto morto.
            Unha mirada de recoñecemento e penetración. Alí comezaba a verdadeira batalla do home, entre as galerías subterráneas dos ronseis de imaxes. Un mundo de titáns, heroes caídos e traxedias gregas, rematadas na máis áxil das palabras de Carver. Funambulismo. Que perversa é a mente. No noso camiñar apegado el gardaba silencio. Pasou o camión do lixo ao noso carón e rachou co noso feitizo. Tiña as mans suorentas.
-Quero ser coma Ian Curtis. Non atoparme.
            E así danzabamos na nada. Unha noite de palabras atadas só por un fío á realidade. Do choque entre verbos medraban os estalidos do absurdo, pero non importaba, a memoria dilatábase e deixaba paso á tolemia. Os límites do ser desaparecían,  e os recunchos que diferenciaban o "eu" morrían entre nós. Daba igual, por iso eramos tan continxentes como necesarios. A enfermidade nacía da nosa obsesión pola ruptura da conciencia do outro. Devorar as mentes, devorar o tempo e o espazo. Gústame a idea do anarquismo existencial.
-Querido, un dos dous vai rematar desaparecendo.
            Sabiámolo, pero nese Parnaso propio primeiro buscamos a destrución. Mañá volvería tirar o lixo.
            Entón eu son outro.

Realidad

¿Cuándo no se ha hablado de la Ilustración como un movimiento deshumanizador repleto de un raciocinio gélido? El hecho de que la base sobre la que se forme todo sea la razón, no predetermina la abolición de los sentimientos humanos. Sin embargo, estos no se quedan en el individuo, sino que van más allá y buscan el bien colectivo. Es la libertad el sueño más preciado de los ilustrados y el conocimiento su más temible arma. Sapere aude, decía Kant. Buscando ahora su estela, no es muy difícil detenerse a reflexionar si en esta realidad tecnológica hemos hecho de nosotros la razón o si por el contrario la razón se ha perdido en nosotros.

            El actual Estado Moderno es hijo directo del siglo de las luces . Los tres poderes fundamentales "en teoría" se han divido tal y como lo ansiaba Montesquieu, la soberanía popular a través del contrato roussoniano con el Estado se ha llegado a cumplir y la divulgación del conocimiento de manos de la enseñanza pública ha avanzado enormemente para la alegría de Diderot. Todo esto por supuesto en el plano teórico. La culminación de nuestros sueños en pleno S.XXI se llama democracia y el movimiento que maneja los hilos globalización. A la vista del público la democracia se presenta como la evolución simbólica final de la voluntad general. Según Rousseau, esta nos convertiría en seres libres, puesto que la sociedad misma se implantaría sus propias leyes, y la libertad se alcanzaría siguiendo nuestros propios códigos. Obtendríamos finalmente la ansiada libertad civil tan soñada.

            Sin embargo, no visible para todo el mundo, ante nuestros ojos nos encontramos con un Estado que utilizando como tapadera la "democracia", lo que realmente esconde es una "mediocracia" tal y como la define Ignacio Ramonet. Las decisiones están tomadas por un sector de la comunidad empresarial y de élites relacionadas. La búsqueda insaciable de la libertad de los ilustrados, parece que ha sido retorcidamente dada la vuelta y convertida en una herramienta difamadora y sensacionalista. Los medios de comunicación en lugar de centrarse en la búsqueda de la verdad y la difusión, han colaborado con un sistema corrupto que si bien usa el esqueleto de la democracia, en su interior contiene un verdadero devorador de derechos. Ante los ciudadanos se muestran los avances desde el S.XVIII: Derechos Humanos, Estado de Bienestar, derecho a las necesidades básicas, educación. La aparente adquisición de ellos provoca un sentimiento de seguridad, lo que se traduce para los gobiernos como sometimiento. Pero no es así, porque la verdadera realidad está plagada de crueldades, desigualdades y mentiras. Los medios de comunicación ciertamente nos enseñan lo que está ocurriendo alrededor del mundo, mas una cara, siempre desde el punto de vista de la cadena de la que formen parte. Es la sobreexposición a la que estamos continuamente enfrentados, la que hace que la gente no sea capaz de sentarse a reflexionar sobre sus ideas y asentarlas. Dice Chomsky que un 80% de la población se encuentra perdida y no es consciente de lo que realmente está ocurriendo, y sólo un 20% sabe cómo funciona el mundo.
           
        Nos encontramos en una realidad irreconocible, inestable y temible la cual una gran parte de nosotros no advertimos. De los simbólicos Estados quedan eso, símbolos. Existe un mundo por encima de ellos tal y como querrían representar los simbolistas franceses en sus poesías. No obstante, este mundo no se debe contemplar a través de los sentidos, sino a través de la razón como buscaba la Ilustración. El despertar del mundo esperpéntico. Dejar de lado homo homini lupus y buscar un bien común y humano.