Adiós

  Corrió con todas sus fuerzas, ya veía el corredor a lo lejos. Un esfuerzo más se dijo. Con gran determinación puso toda la energía que le quedaba en ese breve tramo. 10 metros más, el corazón le latía muy rápido en el pecho y su respiración agitada no le permitía casi avanzar. Las piernas le fallaron, tropezó y cayó estrepitosamente al suelo. Alargó su mano intentando tocar lo inalcanzable para luego cerrarla a pesar de saber que había agarrado sólo aire. La mirada se le nubló y las lágrimas comenzaron a resbalar por su rostro hasta llegar al suelo.
Por favor, que alguien me ayude.
La gente continuó pasando sin inmutarse, el tiempo no se paró en el aeropuerto  para las personas. Ajetreadas pasaban de un lado a otro, solamente se limitaban a esquivarla. Cansada se levantó del suelo y recorrió a tumbos el camino hasta las cristaleras. Ya era tarde. El avión despegó con su último pestañeo llevándose así sus sueños y su corazón. Ni siquiera se pudo despedir de él.

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