Königin

  He nacido reina. En mi palacio el suelo es un tablero,  las paredes cartas y mis súbditos piezas de ajedrez. Me gusta que me traigan mis delicados zapatos de cristal negro, que me abrochen mi intrincado vestido de plumas rojo, que me peinen y me recojan el pelo con extravagantes piedras preciosas, pero sobretodo adoro esos labios cerca de mi oreja susurrándome halagos entre frívolas palabras.
En mi reino poseo las vidas de todos y cada uno de mis sirvientes, puedo jugar como quiera con ellas: mover un paso al peón, hacer una L con el caballo, deslizar en diagonal al alfil, hacer desaparecer  una torre en el campo de batalla...cualquier cosa es posible. Son sólo juguetes con unos movimientos limitados, yo en cambio tengo la capacidad de transladarme a dónde quiera sin mayor dilación, nadie me gobierna. ¿El rey? Como ya he dicho he nacido reina, así que en este castillo no cabe lugar para otro monarca. Los placeres y lujos de esta clase de vida únicamente me pertenecen a mí, la Reina. Está prohibido amar lo amado y tracionar lo cercano. Sólo está permitido quererse a sí mismo y darle más importancia a la opinión propia que a la del resto. Narcisismo. Aquí reina el odio, la amargura y la tristeza. Bienvenido a mi mundo, yo he nacido su reina.

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